sábado, 25 de agosto de 2007

Unos maestros sin Nürnberg y bastante anarquicos...

Queridos lectores, hoy os voy a ofrecer unos Maestros Cantores. Mi último hobbie es recopilar todas las grabaciones de las dos producciones que realizó Wieland Wagner en Bayreuth durante 1956-1961 (primera producción) y 1963-65 (segunda producción). Ya las tengo casi todas (me faltan el 59, el 60 y el 65), la que os pongo hoy es la más transgresora, y corresponde al segundo año de la segunda versión, la grabación está efectuada in-house Bayreuth el 20 de Julio de 1964, aunque el sonido está bastante bien. Wieland se los confío a Böhm quien trazó unos maestros más ligeros que los que había hecho KNA tres años antes.


Para que entendáis la importancia de la producción y lo que produjo os pongo un fragmento del libro de Spotts sobre Bayreuth:

Wieland se encontraba en la cúspide de su madurez artística y totalmente convencido de su misión cuando decidió montar de nuevo los Maestros en 1963. Sí en la versión anterior había maestros pero no aparecía Nuremberg, en esta nueva versión no había ni Nuremberg, ni maestros. La representación nos mostró a Wieland en su talante más ecléctico ya que se inspiró en Shakespeare, Brecht y Bruegel. Introdujo sorprendentes innovaciones; el coro por ejemplo, era ahora un conjunto de individualidades que se movía con la falta de coordinación típica de las multitudes. La producción fue un intento de realismo y al mismo tiempo un ensayo de parodia. Fue sin lugar a dudas de todas las representaciones habidas de la ópera, la más cercana a la vida real del auténtico Nuremberg del siglo dieciséis.
Wieland borró los últimos restos de una aproximación tradicional a la obra. Los tres actos se desarrollaban en el interior de un teatro de la época de Isabel I de Inglaterra, con galerías de madera que rodeaban un escenario y un suelo también de madera. No había ni iglesia, ni escuela de canto, ni calle de Nuremberg, ni zapatería, ni menos una pradera. El taller de Sachs era un puesto de venta ambulante de zapatos y Sachs era mas un poeta desarrapado que un comerciante patricio. Los maestros cantores, según dijo un crítico, parecían “un orfeón de paletos pueblerinos” y los aprendices “sucios golfillos”. La pelea de la noche de San Juan fue un tumulto atroz que concluía con el Sereno tropezando con los cuerpos de los caídos en la pelea. La gran escena festiva en la pradera fue más una manifestación incontrolada de vulgaridad terrena que una ocasión solemne para reverenciar el arte alemán. Nada irritaba más Wieland que la tradicional ceremonia de entrada de los maestros por que le recordaba los desfiles del partido Nazi, por ello, como en su versión anterior de la obra, eliminó el desfile de los gremios. Con su sutil escabechina de las vacas sagradas alemanas esta fue una de las más revolucionarias producciones de Wieland. Desde luego fue la más controvertida y la más abucheada en la historia del Festival.

Además de considerar que “esta vez ha ido demasiado lejos”, los tradicionalistas sospechaban que las intenciones de Wieland eran escandalizar con el único motivo de atraer la atención del público y así vender más localidades. Esta acusación era injusta y enfureció a Wieland sobremanera. Pero a Wieland le gustaba escandalizar y esto formaba parte de sus planes que estaban destinados a obligar a los espectadores a aceptar las óperas de su abuelo de una forma distinta a la tradicional. Por ello cuando estrenó su nuevo Anillo en 1965, las expectativas que suscitó fueron tan altas que la presencia de la crítica fue la más nutrida en un acontecimiento musical después de la guerra a excepción, posiblemente, de la reapertura de la Wiener Staatsoper diez años antes.
(Spotts, Frederic: Bayreuth: una historia del Festival Wagner Yale University Press. New Haven and London, 1994)


La versión musicalmente hablando como había dicho está encabezada por Karl Böhm quien traza unos maestros interesantes, huyendo de la solemnidad que caracterizaba a Kna o Fürtwangler, y enmarcandose en el trazo de Cluytens y en la orbita anti-nacionalista de Wieland. Son unos maestros pordioseros y groseros como el pueblo de Nürnberg, no hay nada de solemne en los artesanos. Sachs está encomendado a Josef Greindl, zapatero remendón clásico en el festival desde que abandonara tras la premiere Hotter el papel y tras la intentona poco gratificante de Neidlinger en el 59. Walther es en esta ocasión Szandor Konya, gran tenor hungaro y considerado uno de los mejores líricos wagnerianos de todos los tiempos, gran elegancia y una voz purísima, pero sin llegar al nivelazo actoral de Wolfgang Windgassen en el 56, 60, 61 y 63. David corre a cargo de Erwin Wohlfahrt magnífico histrion, aunque el recuerdo de Stolze en la primera producción de Wieland es inevitable. Beckmesser es Carlos Alexander, quizás le falta un poco de bis cómica, pero lo que es cantar lo cumple. La “ñoña” de Eva corre a cargo de Anja Silja, prometedora soprano todoterreno entonces, que ya había sorprendido debutando Senta a los 20 años y grabando con 22 uno de los Tannhäuser de referencias sustituyendo a Victoria de los Angeles. Aquí Eva no es tan tonta, sino que posee la picaresca que le aporta el rol por la gracia de Wieland Wagner. Unos secundarios de lujos entre los que se cuentan el Eisslinger de Gunther Treptow, el Nachtigall de Gerd Nienstedt o el Ortel de Zoltan Kelemen. Los “Pitzianer” están gloriosos y anarquicos como pedía Wieland. Otra de esas noches para haberlas visto “in-situ”.

Meistersinger, Bayreuth
July 20, 1964:

Sachs: Josef Greindl
Pogner: Kurt Böhme
Kothner: Gustav Neidlinger
Beckmesser: Carlos Alexander
Nachtigall: Gerd Nienstedt
Zorn: Stefan Schwer
Vogelgesang: Ticho Parly
Eisslinger: Gunther Treptow
Moser: Hermann Winkler
Ortel: Zoltan Kelemen
Schwartz: Fritz Linke
Foltz: Ralph Telasko
Stolzing: Sandor Konya
David: Erwin Wohlfahrt
Eva: Anja Silja
Magdalene: Ruth Hesse
Nachtwächter: Heinz Hagenau

Bayreuther Festspiele

Karl Bohm

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Espero que los disfruteís tanto como yo y ya sabeís,sed buenos, bajaros mucha música y a escuchar mucha, mucha ópera, ah y mañana habrá más…

2 comentarios:

Joaquim dijo...

Arsace una maravilla de post. Ya he gozado sin escucharlos.
La Katharina también habrá pensado lo mismo que su tío, pero se le fue la olla o estaba colmada de substancias alucinógenas cuando concibió "sus" Meistersiger.

Arsace dijo...

Muchas gracias!!! Ya quisiera Kathy llegarle a la suela de los zapatos de su tito Wieland...

Bueno y esta noche estará por aquí la Aida Böhm-Wieland del 61, si te gustó esto, te gustará esta Aida.