lunes, 17 de diciembre de 2007

Mi regalo de navidad o mejor de antinavidad...

Queridos lectores, JOJOJO Feliz Navidad!!! Bueno en realidad mi post tiene trampa y doble sentido (cabrear a Sharpless, que siempre me acusa de no tener espiritu navideño). Pues resulta mirando en mi discoteca me he encontrado con una frikada que compré unas navidades de hace años ya (creo que fue en 2001), y de la que ahora abomino. Creo que el hecho de que abomine es una buenísima señal, porque significa que no me he quedado anclado en una de las peores estéticas posibles, la neo-romántica. Así que os lo voy a regalar por navidades, como denuncia ante esta fiesta que se ha convertido en un agobio para muchísima gente, y que personalmente me causa una ansiedad terrible…La ópera comienza con un pastelosisimo titulo: Das Christelflein (“La pequeña Elfa de Cristo”). Si hubiera que catalogarla yo optaría por definirla como una mezcla de una peli de sobremesa navideña de Antena 3 con música pastelosísima, que nos haría caer en un coma diabético…

El autor es un músico que nunca llegó a nada y que tuvo coqueteos con el régimen hitleriano, su nombre Hans Pfitzner, quien fue incapaz de conseguir una estética y resultados como los de Korngold, Schrecker o Krenek se entregó a un neo-wagnerismo que acabó para él en un olvido brutal. Una de las pocas obras que merece la pena de este señor es la monumental Palestrina, que peca de exceso de antigüedad y que se puede ver con la incapacidad de adaptarse al nuevo lenguaje, y encima victimizandose como Palestrina, frente a la malvada jerarquía de la Iglesia Católica Apostólica Romana de la Contrarreforma.

Esta ópera - o más bien singenspiel- fue estrenada en Munich en 1906 sobre texto de Ilse von Stach (cursi a más no poder), con moraleja para que los niños se porten bien y les traigan muchos regalos el Knecht Rupert (algo así como un Papa Noel alemán muy nacionalista mezclado con el hombre del saco), sino mirad lo que dice el colega:

Allí vino un día al Cielo
un sencillo guerrero;
era el jefe en el país alemán,
él se declaró partidario de Jesús.
Cuando él vio los árboles extraños,
allí se sintió muy admirado;
pues jamás había visto estos
en las alturas boscosas de su patria.
El caminó con su firme paso
en seguida hacia Jesús:

“También yo, mi Salvador, padecí por ti,
por ti he muerto.
Por eso te ruego: deja en tu reino
estar también a mi abeto alemán,
para honra de mi pueblo.
Pues mis hermanos luchan lejos
por Ti como su Señor supremo;
pronto vendrán más de ellos”.

Jesús vio al hombre valeroso
y sonrió y dijo:
“Procúrate tu abeto,
yo le querré bien.
En mi Cielo, alto y puro,
cada uno debe estar contento,
y todos deben alegrarse.
Por eso, de aquí en adelante, cada héroe alemán
recibirá en el Cielo su abeto,
éste medrará con orgullo”.


Para Alucinar, eh? Jejejeeje… Bueno aparte de eso la trama gira en torno a un niño malo y egoísta, llamado Frieder, hijo del cacique local Herr von Gumpach, que ha dejado de creer en la Navidad, porque su hermanita está enferma. Pero a todo esto se encuentra con la pequeña Elfa (una especie de Oskar del Ballo) que es extremadamente curiosa, estupida y metomentodo, que vive cantando y vagueando por el bosque. Frieder se pelea con el nacionalista Knecht Ruprecht y reniega de la navidad. Ante esto baja del cielo el “niño Jesús” (Alucinad ya al cosa no puede ser más surrealista…) y se dispone a hacer reconsiderar a Frieder. En casa de los Gumpach las cosas van de mal a peor, la pequeña Trautchen delira ante la impotencia del Doctor, de Frieder y Herr von Gumpach. Pero en esto llegan K.R, la elfa metomentodo, que tiene un momento glorioso preguntando sobre la niña (Porque esta niña no baila y canta como yo????) y el niño Jesús. K. R canta un monologo –recuerda a Hans Sachs- acerca de la Alemanidad de poner el árbol y que no es malo talarlos, sino bueno porque suben al cielo y nosotros ensalzamos a la sacro-santa tradición. Acto seguido, el niño Jesús informa que tiene que llevarse a la joven Trautchen al cielo, Frieder se cabrea y ante esto la Elfa se ofrece para irse al cielo ya que no tiene familia y tiene curiosidad de ver el cielo (¿Nadie la ha dicho que la va a palmar? ¿Podría considerarse un chivo expiatorio?)

La pequeña Elfa
(curiosa)
¿El portal del Cielo? ¿Los angelitos?
¿Una almita? ¿Qué será todo esto?
¿Puedo… puedo ir contigo al Cielo? ¡Oh, di!

En el Cielo, creo, es maravilloso.
Allí no hay aburrimiento ni congoja,
como en el bosque o en el valle de la Tierra.
Quiero ir al Cielo
y ser con los angelitos
un dichoso pequeño elfo.

El Niño Jesús
Una almita inmortal te regalaré.
El buen Dios me lo permitirá.
La Trautchen debe vivir dichosa en la Tierra,
la pequeña Elfa, volar lleno de alegría al Cielo.


Así se cura la niña, Frieder y Herr von Gumpach vuelven a tener apego a la navidad, y por supuesto a gastar dinero. La niña alucinada pregunta por los angelitos que iban a recibirla, y porque todos se han ido (evidente, te has salvado tía!!!) Y todo termina bien, la Elfa incordiando en el cielo al niño Jesús y con moraleja: niños portaos bien, porque sino K.R os meterá en un saco…

Pero bueno, la música es igual o peor que la historia. Pasteleo total, uso indiscriminado de los metales y las cuerdas, es como elevar al cubo a Hänsel und Gretel. Pfitzner hace una música que por momentos se vuelve agobiante por lo infantil que resulta. Hay en ella siete u ocho motivos principales, en el sentido wagneriano original de lo que la exégesis llamó después motivos conductores, que diferencian con claridad las situaciones. La obertura, está escrita según el modelo de la de Los maestros cantores evidentemente con dimensiones y contenido distintos, comienza con la ágil y despreocupada figuración de la Elfa metomentodo, el cual intuye que ese día ocurre algo especial en el mundo de los hombres. Suenan también la admonición de Abeto Viejo, quien entre los humanos aprecia sólo a Frieder, una sección central rápida con las bufonadas de los criados Franz y Jochen, la dulce melodía del Niño Jesús, el jovial motivo del alcohólico Knecht Ruprecht y el cántico de los ángeles –menos solemne del que exhibirá en Palestrina-, pero para rematar la cuestión toda esta alegría de cuento de Navidad queda dominada por los acentos del sufrimiento SCHOPENHAUERIANO. Mucho de neo-romántico, monólogos interminables y excesiva dulzura componen el apartado musical de la ópera.

El registro de la radio de Baviera de 1979, es el que os ofrezco. En el reparto sorprenden por la “devoción”, la seriedad, el esfuerzo y el logro de mantener esa mentalidad contemporanea que yo defiendo, de Helen Donath (la Elfa), Janet Perry (el Niño Jesús), Alexander Malta (Abeto Viejo), Nikolaus Hillebrand (Santa Claus) y Claes H. Ahnsjö (Frieder). Las partes habladas fueron resumidas por Alois Fink,quien dice su propio texto con sobria nobleza. Este procedimiento es aceptable en una versión radiofónica, pero supone la desaparición de los personajes no cantados, esto es, la ingenua Trautchen y Herr Doctor, ohhhh...

Aqui os dejo el reparto y el enlace a la grabación completa:

Komponisten/Werke:

H. Pfitzner:
Das Christelflein
(Spieloper in zwei Akten)

Helen Donath (Sopran)
Janet Perry (Sopran)
Claes H. Ahnsjö (Tenor)
Paul Hansen (Bariton)
Alexander Malta (Bass)
Nikolaus Hillebrand (Bass)
Raimund Grumbach (Bass)
Ferry Gruber (Bass)
Chor des Bayerischen Rundfunk
Münchner Rundfunkorchester
Kurt Eichhorn

http://rapidshare.com/files/77208683/Das_Christelflein.rar.html

Ayyy si Bieito cogiera esta ópera, todo lo que podría hacer…

:twisted

A disfrutarlo, que yo ya he cumplido mi obra navideña...

Christelflein, tralalalala....


@lm@viv@ me ha sugerido esta imagen como patrocinador de la descarga y la voy a incluir:

1 comentario:

Nina dijo...

Jajaja, voy a descargármelo por hacer el experimento. Total, más harta de lucecitas y villancicos no voy a acabar...