No me cabe duda de que Franz Schreker, ha sido fuertemente infravalorado como compositor. Estoy seguro que si preguntamos a aficionados no solo a la ópera, sino ala música “culta” (que palabra más asquerosa…) no tendrán ni idea de quien se trata… Lo veíamos el otro día en la Tertulia del Foyer, donde en el juego de las 200 óperas, Die Gezeichneten sufrió fuertemente frente a obras de peor calidad como Tosca o Lucrezia Borgia. Ese olvido se debe en gran parte a su infortunio durante los últimos años de su vida, en un periodo en el que el nacionalsocialismo cobraba cada vez más importancia en Alemania. La carrera de Schreker y su reputación posterior también fueron víctimas de Hitler y Strauss -quien colateralmente se quitó a al competencia de encima, pues Schreker compitió fuertemente en los escenarios con él, consiguiendo que sus “Die Gezeichneten” fuesen más representados que las obras de Strauss-. Así que permitanme que el primer post de la nueva era, sea para honrar a este grande de la música de mi querida Viena finisecular...
Hijo del fotógrafo de la corte y de una aristócrata venida a menos, Schreker nació en Mónaco en 1878 y viajó extensamente durante su infancia. En 1892 empezó a estudiar en el Conservatorio de Viena, donde su profesor de composición fue Robert Fuchs. Ya por entonces tuvo cierto éxito: su Canción de amor para orquesta y arpa fue interpretada en Londres en 1896 por la orquesta de la Ópera de Budapest; le siguieron otras obras durante ese periodo, que culminó en 1900, año en el que terminó sus estudios, con el Salmo CXVI, composición con la que se graduó, una obra para coro femenino a tres voces, órgano y orquesta, que fue favorablemente recibida en su estreno en Viena por la Orquesta del Conservatorio.
De gran renombre en la república de Weimar, en 1920 Schreker fue nombrado director de la Musikhochschule de Berlín, puesto que desempeñó hasta 1932, cuando la creciente hostilidad antisemítica le obligó a dimitir. Su renuncia forzosa de la Academia Prusiana de las Artes en 1933 le ocasionó un ataque al corazón y, finalmente, la muerte. Los últimos años de su notable carrera fueron afectados por manifestaciones en contra de su obra. En 1931 se canceló su ópera Christophorus, como resultado de la influencia de los nacionalsocialistas y un año más tarde hubo manifestaciones durante las representaciones de su última ópera, Der Schmied von Gent, en la Ópera Alemana de Berlín.
Sus óperas -con libretos propios, alla wagneriana- tienen un gran compenente de busqueda de la identidad personal, la apariencia y lo oculto, en una época, la época de la Viena de Karl Krauss y Secesión, en la que estas eran temas primordiales, como en el de su colega Alexander von Zemlinsky. Como podría ser un poco traumático, volver del exilio y colgaros una megaópera de Schreker, pues mejor introducirse, aunque ya os colgaré algo esta semana o la próxima… Así que os propongo el CD que sacó el carísimo e inencontrable sello MARCO POLO -manda huevos yo tengo varias cosas originales y todo, jajajaja-, con Edgar Seipenbusch y la Orquesta Filarmónica Eslovaca, editado en 2001.
En la primera pista del CD, tenemos la Obertura Ekkehard. Basada en una novela escrita en 1857 por Viktor von Scheffel, es un romance situado en el siglo X y fue una las novelas alemanas más leídas a finales del siglo XIX. Scheffel, abogado de profesión y pintor y poeta por vocación, dejó su puesto en los servicios jurídicos de Baden en 1853 para dedicarse a la literatura. El Ekkehard de Scheffel, descrito en el Klangstil de la Obertura sinfónica de Schreker, es un monje joven que ha sido elegido como profesor de latín de la Duquesa Hadwig de Suabia. Entre los dos surge el amor, algo de lo que no se da cuenta Ekkehard hasta que mide su destreza con las armas en la batalla contra los hunos. Intenta abrazar a la Duquesa, que lo rechaza, y es hecho prisionero. Más tarde se escapa y vence sus pasiones en la soledad, haciéndose ermitaño. Al final vuelve para convertirse en el Canciller del Emperador. La música de este sigue sus avatares, desde el medievalismo monástico de los primeros acordes, a través de la batalla, hasta concluir serenamente. Es una visión anticipatoria de la historia del protagonista, aun fuertemente inmersa en los cánones románticos.
Schreker escribió su Obertura Fantástica en 1903 (segunda pista del CD). La obra demuestra su habilidad para manejar la orquesta en una música cuyo título no es claramente programático, pero que parece seguir un discurso narrativo.
La tercera pista del CD que os ofrezco, es Der Schatzgräber (El buscador de tesoros) debió gran parte de su éxito a su tema medieval y al uso, una vez más, del simbolismo de los cuentos de hadas alemanes, todo ello en un relato que Schreker tal vez encontró en las obras de Heine. La ópera empieza con un Prólogo en el que el rey anuncia que las joyas de la reina se han perdido. El bufón aconseja que se llame al cantante, pues seguro que cuando toque el laúd aparecerán. Como recompensa por sus consejos, aquél exige que se le otorgue una esposa, una idea que le llena de tanta alegría que empieza a bailar. El interludio sinfónico del acto III acompaña a una escena nocturna en la que la luna desaparece y se hace la oscuridad total. Se acerca el alba. Els, a la que se toma por hija del tabernero, deposita a los pies del cantante, el amado Elis, las joyas de la reina, que han llegado hasta ella y le pide que se las lleve a la reina. Aunque parece que todo va a acabar bien, en el cuarto acto aparece la tragedia cuando Els, acusada de brujería, se salva de la hoguera gracias a la intervención del bufón, que la reclama como esposa. Elis, ya viejo, llega, durante su deambular, a la morada del bufón en la montaña y canta una canción que habla de un país fantástico en la que Elis y Els, príncipe y princesa, consiguen el tesoro de la buena fortuna a pesar de las desgracias de la vida. Mientras, el bufón acaba la acción pronunciando un amén final.
La pista número cuatro corresponde a Die Gezeichneten (“Los estigmatizados”) debe su origen a la petición que le hizo el compositor Zemlinsky de un libreto que tratara de la tragedia de un hombre feo –una forma de vengarse de Alma Mahler, quien lo había humillado llamadolo “Sucio gnomo desdentado que huele a taberna… “. Schreker escribió un texto, que utilizó él mismo, en el que el deformado héroe contrasta con la belleza de la Génova renacentista. El relato trata de la rivalidad entre Alviano Salvago, un noble tullido, y el Conde Andrea Vitelozzo Tamare, un experto seductor. Ambos se disputan el amor de Carlotta Nardi, la hija del Podestà de Génova, Lodovico Nardi. El conflicto acaba en tragedia en una gruta subterránea, marco de las orgías de los jóvenes de Génova. El Preludio de Die Gezeichneten, que empieza de modo tranquilo, utiliza el material temático que representa a Alviano y Carlotta (e desarrollará en el impresionante final del Acto II) y la música asociada con el disoluto Tamare. Con una orquesta de más de 120 profesores, se buscan sensaciones como la volatilidad, la iridiscencia musical (por división extrema en las cuerdas) o el onirismo, así como desmaterialización sonora, gracias a la ausencia de bajos (música sin fondo) y al uso de instrumentos como el arpa, la celesta o el xilófono. Die Gezeichneten cuenta con dos celestas y más de 8 personas para la percusión.
Y hoy por hoy, “Der ferne Klang” sigue siendo la ópera más conocida –y única estrenada en España, más concretamente en el Teatro de la Maestranza de Sevilla- de Schreker, aunque su favorita siempre fue Das Spielwerk, nombre de la revisión de Das Spielwerk und die Prinzessin, que es la quinta pista del CD que os ofrezco. La acción de ésta, por cierto muy mal recibida en Viena, tiene lugar en la Edad Media y se centra en un instrumento musical imaginario, un carillón de campanas, creado por el viejo maestro artesano Florián. El país está gobernado por una malvada princesa, en cuyo poder están la mujer y el hijo de aquél. Durante sus salvajes orgías, la princesa ha abusado del sonido de las campanas, que han perdido su pureza, pero su música se renueva momentáneamente con la aparición de un flautista ambulante, a quien Florián entretiene en su casa. La ópera original acababa en tragedia con la destrucción de las campanas y la casa del artesano. La versión revisada, sin embargo, sustituyó ese final con otro más sereno. La primera versión de Das Spielwerk und die Prinzessin empezaba con un prólogo en el que se veía cómo cuatro hombres fabricaban un féretro a la luz de las antorchas. Estos hombres reaparecían más tarde, portando el cuerpo del hijo del Maestro Florián. En la fantasmagórica escena del prólogo desaparecen en la oscuridad con su carga, mientras la lenta Obertura comienza. A esta música le sigue, al alzarse el telón, una escena en la que se ve el castillo, al fondo, y, delante, la vieja casa del artesano.
¿Os ha gustado mi regreso? Si, pues me alegro. No, pues que le vamos a hacer… Lo interesante es que hay que seguir dando la tabarra para devolver al sitio que merece Schreker, y no es precisamente el olvido. Creo que es una obligación total… Ay, otro weimariano desaparecido, que de no haber vivido entonces, pues ahora sería programado… Bueno, mejor, así son más interesantes.
Y mañana mucho mas… Y bienvueltos todos a mi palacio!!!
3 comentarios:
Muy bien escrito, Arsace y muy interesante...Ya tengo algo más que aprender y escuchar...Preguntas: ¿cuáles son las fuentes musicales de que bebe Shreker?,¿influencias posteriores?,¿crees que se puede recuperar y representar más, no solo en España?
Un beso. Leo :D
Para ensalzar a Schreker, no hacía falta menospreciar a otros músicos, otras obras y menos a un "capolavoro" absoluto como es la Tosca de Puccini. Otra cosa es que no te guste.
Ya sé que la provocación forma parte de nuestro mundo, yo también la utilizo, pero con la Lucrezia Borgia era suficiente. Ja, ja, ja, ja.
Excelente regreso.
Leido, y descargando. Ya te comentaré...:D
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