Queridos lectores, voy a inagurar una serie de post que van a ir de operetas, algunas que están olvidadas y para mi juicio se merecen estar totalmente en el repertorio, ya no solo por gusto personal -como pasaba con las del genial Luis Mariano-, sino por avances técnicos, musicales y dramatúrgicos. Se trata de contarlas totalmente nostálgicas y que os enganche a vosotros, de ahí el “es war ein mal”, que es el “erase una vez” germano, y es que son pequeñas historias tan cargadas de riqueza. Durante los años veinte y treinta se produjeron verdaderas joyas completamente multidisciplinares que aunaban la magia de la opereta vienesa con los ritmos del jazz más comercial (mi adorado slowfox, el foxtrot, el charleston, etc.), la perspicacia de los diálogos de maestros como Löhner-Beda, lo picante de la revue y el kabarett, amen de técnicas cinematográficas. Y es que en Europa florecieron estos “gesamtkünstler” para las clases medias tales como Ralph Benatzky, Robert Stolz, Robert Gilbert, Pál Ábrahám o nuestro Francisco Alonso.
Será precisamente Pál Ábrahám el que hoy nos acompañe, y os contaré la historia de una de sus operetas más famosas y a la vez más bellas, Viktoria und ihr Husar. Os voy a contar un secretito y es que esta opereta me sugestiona enormemente y me hace llorar de principio a fin. Los que me conocéis, sabéis bien que a mi me cuesta mucho llorar en la ópera, quizás porque llevo tantos años, el saber de cosas técnicas, el haberle hecho la autopsias a tantas, pero a veces hay obras que se escapan. Entre ellas esta, pero claro como todo tiene trampa y es que su libretista el Dr. Löhner-Beda siempre me llega al alma (un día le tengo que dedicar un post a Giuditta), sobre todo cuando me acuerdo de su historia. Un brillante dramaturgo, al que su mejor amigo Franz Lehár, lo traicionó no hizo nada por él y lo mandaron primero a Dachau, luego a Buchenwald (donde sobrevivió a su mujer y a sus hijas) y por último al lugar más terrorífico del siglo XX, Auschwitz, pero bueno esta es otra historia… Lo cierto es que Beda-Löhner junto con Alfred Grünwald crearon en 1930 un fabuloso libreto, lleno de un sabor especial, sobre una obra de Imre Földes. La música de Pál Ábrahám, refuerza aun más la carga dramática de la obra. Viktoria und ihr Husar (Viktoria y su Husar) se estrenó el 21 de Febrero de 1930 en Budapest. Siendo su estreno alemán en Leipzig el 7 de Julio de ese mismo año, y su estreno austriaco el 23 de Diciembre en el Theater an der Wien. Hay que señalar una cosa y es que uno de los aportes fundamentales es su presentación como si de una película se tratase ya que juega con escenas cortas y fluidas consiguiendo unos contrastes anímicos muy interesantes, y una evolución dramatúrgica muy natural, al contrario que solía pasar en este género.
La historia que se nos cuenta es digna de una película –como la que le dedicaron al año siguiente-, empecemos con la forma que da titulo al post “Es war ein mal” o Erase una vez en el imperio Austrohungaro, una condesa casi niña llamada Viktoria, aquellas de las que gastaban media vida en fiestas de Viena, en lujosas boutique y otra media en en su castillo de Hungria, estaba enamorada de un Rittmeister -me vais a permitir que mantenga la forma alemana, que me parece más elegante y más aristocrático- de Húsares, Stefan Koltay. Pero en 1914 estalló la guerra y ambos se separaron jurándose amor eterno. La cosa es que tras años de espera la condesa recibió una carta en la que se aseguraba la muerte de Koltay, pues este había caído en una batalla en Rusia. Con el fín de la guerra y el desmoronamiento del Imperio, la condesa y su hermano Fery han caido en la ruina, de la que solo podrá salvarles si Viktoria se casa con John Cunlight, un diplomático americano, ella acepta. Tras un breve preludio casi cinematográfico se levanta el telón del prólogo, estamos en un campo de prisioneros en Siberia. La primera imagen es para un capitán de húsares húngaro, que está con su ayuda de cámara Jancsy. Él no es otro que Koltay, han sido condenados a muerte y esperan su ejecución, pues fracasó su misión. Jancsy toca unas melancólicas czárdás con su violín. Unos cosacos les interrumpen, y le dicen a Jancsy que si le entrega su violín ambos serán libres. Los dos húngaros no tienen problema y lo entregan. Los cosacos los liberan y ellos no tardan en huir hacia Japón
Sin embargo por cosas del destino (y así comienza el primer acto de la opereta), en Japón está Viktoria, convertida en esposa del embajador americano. Ella se casó con él cuando supo de la muerte de Koltay, y aun después de muerto -o eso cree ella- lo sigue amando. Koltay aparece en la embajada, pues ha oído que compatriotas suyos solicitaron asilo tras la guerra, pues la esposa del embajadora es hungara. Allí reconoce a Viktoria, pero se presenta bajo un nombre falso, aunque no oculta su nacionalidad. Poco después se entera que John Cunlight ha sido destinado embajador en Rusia, y que en pocos días abandonaran Tokyo. Incluso el hermano de Viktoria, Ferry y su prometida japonesa O Lia San, dejaran Japón. John ignorando todo el pasado, presenta a su esposa a su compatriota. Así ella disfrutará de compañía y no añorará su patria. Así ofrece a Stefan viajar a Rusia con protección diplomática para volver a Hungria. Koltay acepta a sabiendas de lo que va a pasar.
El segundo acto se inicia en un bellísimo salón de la embajada de Estados Unidos en San Petersburgo. A solas Stefan y Viktoria, hablan más ella que él. Stefan se descubre y le ofrece huir con él a Hungria. Ella se niega y dice de sus obligaciones como esposa. Sin embargo el servicio secreto ruso, ha descubierto a Stefan, quien se ha percatado de su falsa identidad, y se lo hacen saber a John Cunlight. Por el documento, descubre de quien se trata, es Stefan Koltay el antiguo prometido de su esposa, sin embargo se niega a entregarlo. El Rittmeister, se da cuenta de la situación, Viktoria ya no le ama y decide entregarse a los rusos. Ella llega tarde, no puede hacer nada. En este momento John Cunlight se da cuenta de que el corazón de Victoria pertenece a Stefan, y la deja marchar.
En el tercer acto han pasado cinco años y nos encontramos en Doroszma. Viktoria se ha divorciado, y tras un largo viaje por el mundo ha regresado a su pueblo natal con Ferry, y su criada Riquette. Por la fiesta de la cosecha, la tradición exige que se han de casar tres parejas. Por ahora hay dos Ferry y O Lia San, quien se está adaptando a la vida húngara y Jancsy, el ayuda de Stefan y Riquette. Falta una. Ferry propone a una tercera pareja, es Cunlight quien ahora es embajador en Hungria. Ha vuelto para reencontrarse con ella, pero cuando la reconciliación que quiere Ferry está cercana, aparece Stefan Koltay vestido con el traje de gala. John es consciente de lo que sienten ambas y se ha rendido, tanto ama a Viktoria que ha conseguido que vuelva su húsar de Rusia sano y salvo. La opereta termina con un telón lento tras la triple boda de las parejas, y con Cunlight alejandose.
Magnífico y melodramático argumento de Grünwald y Beda-Löhner, que muy bien supo poner en música Pál Ábrahám, en una escritura musical que oscilaba desde la nostalgia húngara hasta el “american taste” de la época, en los personajes buffos. La opereta se inicia con las czárdás que toca Jancsi y que canta fabulosamente Koltay. Otros momentos magníficos son el dúo de Ferry y O Lia San, “meine Mama war aus Yokohama”, en clave de swing con toques orientales. La tierna presentación a ritmo de vals de Cunlight “Pardon madame”. Y el no poco magnífico el final del primer acto con el duo de las czárdás de Koltay “Ungarland, Donauland…”. Ferry volverá a aparecer con un duo delicioso en ritmo de foxtrot “Mausi, süß warst du heute Nacht…”. Un duo impresionantes es el que cantan Koltay y Viktoria “Reich mir zum Abschied noch einmal die Hände”. Un número casi cabaretístico en fusión con las czárdás es “Ja, so ein Mädel, ungarisches Mädel, geht nicht aus dem Schädel,”, que canta Jancsy y Riquette. Con un toque extremadamente alegre, que marca un camino hacia el happy end es “Nur ein Mädel gibt es auf der Welt”. La opereta concluye con la despedida de Cunlight con la bella canción “Pardon Madame, auf wiedersehen”.
Las voces como no son hiperconvencionales para la opereta. Se asigna un tenor lírico para el papel de Koltay, una soprano lírica en el rol de Viktoria y un baritono lírico para Cunlight. El resto de papeles se lo reparten dos parejas de soubrettes y tenores buffos (Ferry y O Lia San, y Jancsy y Riquette respectivamente).
La versión que os ofrezco es la siguiente:
Paul Abraham
VIKTORIA UND IHR HUSAR
Viktoria
GITTA LIND
Cunlight
WILLY SCHNEIDER
O Lia San
LONNY KELLNER
Sekretär
HANS MÜLLER-WESTERNHAGEN
Koltay
KARL FRIEDRICH
Jancsi
WILLY HOFMANN
Riquette
RUTH ZILLGER
Pörkelty
HANS SCHANZARA
Offizier
KURT FABER
Kosak
FRANK BARUFSKI
Wachtmeister
ERICH BRANDT
Miki San
URSULA FELDHEGE
Bonze
CHRISTO BAJEW
Kölner Rundfunkorchester
Comedien-Quartett
Gemischter Chor
FRANZ MARSZALEK
1955
Polydor
45 050 LPH
Vinyl, 10", LP, Mono
La versión es buena e incluye diálogos en alemán, siendo la única grabación completa que conozco de esta bellísima opereta. También está la de Rudolph Schok y Margarette Schram, pero solo son extractos…
Así que nada, espero que lo hayáis disfrutado y nada. Solo puedo emplazaros hasta el próximo post. Y nada a pasarlo bien con Pál Abrahám, al que le hemos hecho justicia hoy. Y no os preocupeis caeran más de él y de Löhner-Beda. Buenas noches y cuidaos…
PD: Y mañana empezamos con Bayreuth. TRISTAN UND ISOLDE. Bayreuth 2009 en la Bactria!!!
1 comentario:
oh me encantó encontrar esta opereta;tengo una amiga rusa que estudia en el gitis de moscú y necesita la partitura de esta opereta para cantarla ,ella es soprano y le gustaría hacer el papel de victoria¿podría usted decirme dónde puedo conseguir esta partitura?yo vivo en argentina,en Buenos aires,gace meses que buscamos esta opereta o una del rumano porumbescu,cualquier información que usted pueda darme se la agradeceré por siempre.Envantada de vistar su blog.
garcia.alida@gmail.com
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