sábado, 19 de abril de 2008

Sobre "la esencia del habla"

Queridos lectores hoy me apetece poneros algo de filosofía, y voy a reciclar un texto sobre cuatro preguntas que hice para la asignatura de hermeneutica filosófica el año pasado, realmente interesante sobre el lenguaje en el segundo Heidegger. Espero que lo disfruteis...

Y mañana más!!!!

Antonio de Diego González

CUESTIONARIO DE HERMENEUTICA FILOSÓFICA

Heidegger, Martin. De camino al habla. Conferencia “La esencia del habla”. Versión castellana de Ives Zimmermann, 1 Odos, Barcelona, 1987. Edición realizada de la traducción 6ª edición alemana Editorial Gunter Neske, Pfullingen, 1979.


1. Explica la dificultad de interpretar el lenguaje según Heidegger.

 La complejidad del lenguaje en Heidegger, viene acaecida por el posicionamiento que este aporta, pues pretende hacer experienciar el lenguaje de modo que debamos dejar que nos sobrepase, que nos inunde, que acaezca, según su terminología[1].

Pero la experiencia que propone Heidegger no es sobre el habla, incluso la pretensión no es la experiencia con el habla, sino la posibilidad de hacer una experiencia con el habla. La investigación científica y filosófica sobre el habla es importante y además insalvable en el mundo moderno, pero ese no es el objetivo, ya que encontramos que el lenguaje esta esclavizado por la Weltanschauung del mundo actual.

El gran problema es que, según Heidegger, nuestra relación con el lenguaje es bastante oscura y problemática. Hay que abandonar el atender a lo que ya hemos comprendido, porque esto es lo que nos pone las trabas. Para Heidegger esto es tan extrapolable al que habla,  como al que intenta hablar del habla, a los profesionales del lenguaje. Heidegger, ve altamente problemática la actitud de los profesionales del habla, intentando clarificar pues estos se han situado en el metalenguaje, muy alejados de experienciar, de vivir el habla, se produce una tecnificación, una imposibilidad de comprender el habla en su esencia en estos días (Me remito a una afirmación anterior en la que entendía el lenguaje como “la casa del ser”). El lenguaje se ha reificado.[2]

Así se oculta en su esencia para poder hablarse el habla, hacerse proposiciones de y sobre cosas, intercomunicarnos. Lo otro, el habla que habla como tal en la palabra está en aquellas situaciones límite donde lo que experienciamos es impronunciable, nos descentra, etc. Este lenguaje que nos habla es una experiencia única, personal, intransferible, podríamos decir casi-mistérica. La antigua experiencia, cuya primera representación podríamos encontrarlos en los oráculos de la antigüedad y que la modernidad se habría encargado de borrar. Todo lo anterior indica que no somos nosotros quienes llamamos al habla, ella tiene la última palabra.

Esta problemática podemos verla especialmente en el análisis poético que hace del poema de Stefan George, la palabra. Pero Heidegger, no hace un análisis científico, como podría ser un procedimiento lingüístico, sino que aplica un método basado en la conversación con el poema.

Al final del poema se nos revela el porqué Heidegger lo ha elegido para tratar la dificultad el lenguaje: Ninguna cosa sea donde falta la palabra. Esta afirmación se presenta básica para la investigación de nuestro filósofo. [3]

Cuando la palabra falta, no tiene la cualidad para poder nombrar la cosa. Sería problemático si tuviéramos que indicar la cosa sólo señalándola. El nombrar de la palabra que falta es autoritario y autorizado por la dignidad actual, pero sin reparos la acata el poeta, pensando las palabras más allá de las significaciones primarias, porque para llegar a un poema como el de Stefan George es necesario pensarlo. Lo piensa el poeta y debe de ser pensado desentrañan, pensado con suma conciencia porque se nos escapa de las manos.

Así para Heidegger, el poeta es un personaje que fue tocado esencialmente por su experiencia con el habla. Así debemos reconocer al pensamiento como la herramienta o la llave que nos abre un camino hacia el ser, hay que desarrollar la suficiente sensibilidad para, como en la visión de Nietzsche, poder separarnos del pensar calculador y extremadamente cerrado en lo material. Poesía y pensamiento “clasificador”, que es el modo contemporáneo en el que se mueve la ciencia y la técnica son irreconciliables. Pensémoslos como vecinos, se necesitan mutuamente, cada uno a su modo, cada uno en su límite. La región para cada uno es diferente pero su ámbito es el mismo.

En el camino al habla y su esencia necesitamos del habla y la esencia misma, de su consentimiento para acceder y cuestionarlas, para pensar la esencia como profundización y fundamentación, para preguntar. Este preguntar debe entenderse como una devoción obediente al pensamiento que previamente ha escuchado el consentimiento de aquello a quien vamos a preguntar su esencia, así la esencia del habla deviene habla de la esencia. Están totalmente interrelacionados.

El habla de la esencia será una frase fundamental hacia la experiencia, acompañados, de la experiencia poética previa y asumiendo íntegramente la nueva relación palabra-cosa, es la palabra la que proporciona toda cosa hacia su ser y es su garantía para permanecer en él.[4]

Solo si conocemos la esencia del lenguaje seremos capaces de poder interpretar, tan ensuciado en una época en la que el olvido del ser y los errores de la metafísica, están muy latentes aún. La clave está  en que la palabra misa es la relación en tanto que sostiene toda la cosa hacia su ser y la mantiene en él, como ya antes se había mencionado. Para Heidegger no es posible hermenéutica del lenguaje, sino tomamos el camino correcto.

2. ¿Cuáles son las raíces griegas del término habla, y qué significado tienen?

Heidegger cree que para que se nos desvele una posibilidad de hacer una experiencia pensante con el habla hay que buscar la proximidad y el lugar donde “habitan” el pensamiento y la poesía. Partiendo del anterior poema expuesta La Palabra[5]; tenemos así la posibilidad de “experienciar” una experiencia poética con el habla. Así todo el poema podría resumirse en: «Ninguna cosa sea donde falta la palabra». En realidad, la problemática relación entre cosa y palabra es una de las cuestiones primordiales que el pensamiento occidental ha suscitado, particularmente en la figura de la relación de ser y decir. Heidegger, encuentra así el origen del término habla, en el que se resuelven este conflicto se encuentra situado en el término logos[6]. Así advierte que este termino en su sentido primigenio pronuncia el ser y el decir en el nombre.

Esto que hemos dicho va unido intensamente a  que el habla por su esencia, mantiene dos vertientes una oscura y otra luminosa, bien como la presentaban los griegos, de forma del para-lelô[7], contraponiéndose hasta el infinito.

Además Heidegger encuentra en el De interpretatione aristotélico  un punto clave para  remarcar la importancia del logos, y nos dice que lo que se produce en el uso de la voz, son signos de aquello que le ocurre al alma como pueden ser padecimientos y lo escrito representa el signo de los sonidos vocales. Pues por la misma manera que la escritura no es la misma para todos, tampoco son iguales las emisiones vocales. Pero los sonidos y letras escritas son primeramente signos, esto lo son los mismos padecimientos del alma para todos los hombres y las cosas de las cuales éstos padecimientos configuran las representaciones.[8]

Estas frases de Aristóteles constituyen el texto clásico a partir del cual se hace visible la estructura a la que pertenece el habla con respecto a la fonación vocal: las letras son signos de los sonidos, éstos de los padecimientos del alma y éstos son, a su vez, signos de las cosas. Para Heidegger nosotros procedemos ciertamente de “manera harto grosera” cuando en todas partes hablamos sin mayor determinación de signos, de algo que designa y que, en cierto modo, muestra otra cosa. Aristóteles emplea claramente la palabra sêmeia, lo que denominamos habitualmente signo, pero se percata que el estagirita habla al mismo tiempo de simbola y de omoiômata.  Heidegger intenta así que tengamos muy presente toda la estructura de la relación entre signos porque a lo largo del tiempo ha permanecido canónica, aunque con toda clase de variaciones, para que se hallan dado todas las consideraciones posteriores sobre el habla.[9]

Otro punto fundamentalísimo para ver el origen griego del habla, es su conexión con el diá-logo (a-través-del -habla), es un método griego, del que también podemos extraer bastante utilidad ya que nos lleva a saltar de un nivel pragmático al abismo del preguntar que se expone (puesto que le incumbe). Ahora bien, este salto se realiza por (dia) el otro, en el lenguaje (logos) y por eso acontece como diálogo. Este elemento, fundamental en la vida de los griegos y tan ligado a la poesía (recordemos que la poesía épica era cantada) no es lo opuesto al diálogo, como en muchas ocasiones se ha querido ver, sino la manera más íntima de encontrar una afinidad con el; pues también el canto es habla, es la manifestación del logos[10]. Canto es poesía y poesía es canto, ambas se relacionan a la perfección. Para ello Heidegger recurre a una cita de Hölderlin: Ley del destino es que todos se conozcan/Que, cuando retorna el silencio, haya también un habla.[11] Para Heidegger se trata de lo que oímos  los unos y los otros, tanto dioses como mortales en la tradición griega.

Pero por si pudiera parecer endebles estos argumentos, Heidegger aporta uno más, que se puede relacionar con los griegos y su concepto de logos, al comienzo de su tercera conferencia. Se trata del término Tao. Heidegger advierte que camino (Weg) deviene de los verbos wiegen (balancear), wagen (atreverse a) y wogen (ondear), es decir que el habla esta relacionada con el camino es un fluir, donde la poesía se expanda sin problemas. He aquí lo que en el pensamiento, que Heidegger califica como poético del chino Laotse, en el Tao-Te-King. Para Heidegger Tao es muy similar a logos, ya que representa la palabra rectora de este pensamiento.

Para Heidegger el Tao podría ser el camino que lo en-camina todo, el diálogo universal (recordemos el significado etimológico de diálogo, a trabes del habla), aquello a partir de lo que sólo estamos “en condiciones de pensar” lo que quisieran decir desde su propia esencia razón, espíritu, sentido, logos. Tao, se presenta como el secreto del “Decir pensante”.  Para Heidegger, el poder enigmático del actual dominio del método tal vez provenga -aún y sobre todo - del hecho de que los métodos no son, después de todo, y sin menosprecio de su eficacia, más que los restos, o como dice Heidegger las aguas residuales de un gran río oculto: el camino que todo lo en-camina; el camino que a todo traza su vía. Todo es camino, todo es Tao, concluye Lao-Tse[12].

Pero esto sin duda no era extraño para los griegos, puesto que Heraclito ya apreció todo esto, expuesto desde la visión del fluir del devenir y la rectoría de un logos que controla, o que ejerce una presencia oculta del eterno fluir, y del que nosotros poco podemos aprovechar.

Para poder acceder a la esencia del lenguaje un requisito fundamental es hallarse en un “habla” viva y poética, para conseguir que irrumpa el “ser”, aunque nuestro tiempo intenta negarse. El diálogo y el canto griego habían conseguido transgredir, pero la técnica pronto sepulto la posibilidad de experienciar. Un ejemplo podemos verlo en la “romanidad” de la metafísica, a partir de las traducciones al latín realizadas en la que se pierde la “esencia griega”, que antes mencionamos, para pasar a la pragmática latina con todo lo que conlleva, es decir la eliminación tanto de melodía y ritmo de la obra griega a favor de la técnica latina, de hacerlo efectiva, de armarizarlo (gestellen) y por ende hacer que pierda su espíritu.

3. ¿Qué relación guarda el habla con el ser?

El habla da la posibilidad  de manifestar el ser. En el lenguaje, en el habla se manifesta el SER, porque es donde podemos ver como ACONTECE. El lenguaje es la casa del SER, nos dice Heidegger.[13] El lenguaje no es su concepción clásica, sino su naturaleza esencial. Así podemos hablar de un lenguaje vivo, es el habla, no lo que se contiene en un diccionario o una gramática. En cada época histórica el lenguaje tiene una determinación o configuración que es la principal manera en que en dicha época acontece el ser. Los conceptos cambian su sentido y se fragua así el pensamiento metafísico tal y como lo conocemos.

Para comprender bien esto debemos tener  una visión panorámica del SER en el segundo Heidegger. Para él el ser ha borrado en nuestra época. Tanto que el ser es el horizonte a nuestra vida. Así se manifiesta ocultándose, la opción correcta es descubrir el Ser OCULTO. Este no se muestra como respuesta.

Heidegger revela [no desoculta] el ocultamiento del SER. En un mundo tecnificado por extensión, el ser esta oculto. El mundo tecnificado se ha manifestado la voluntad de poder.  Todo se tecnifica, hasta la naturaleza se ve como un objeto artificial. Perdemos la visión autentica del mundo. La única forma de experienciar el SER es como AUSENCIA. Antes de eso debemos ser conscientes de la alienación de la naturaleza en su origen. Ahora se des-subjetiva el concepto de SER, es existir en su facticidad, concreción y singularidad. Así Heidegger evoluciona, mientras que en su primera etapa importaba “el ser humano”, ahora lo importante es “el existir del todo”.

Por ejemplo en Carta sobre el humanismo (Brief über Humanismus), responde a la cuestión planteada. Ninguna respuesta es valida, solo ahonda en la cuestión y rechaza tajantemente el humanismo (que consiste en asignar en el SER, un papel primordial al ser humano), porque el SER acontece al margen del hombre. La técnica ha tapado el misterio interrogativo de la naturaleza. De ahí que se haga una historia de la metafísica, en los grandes pensadores y poetas aparece el tema. La filosofía se convierte en la historia de la metafísica, para intentar trascender la metafísica, que fue la que hizo ente al SER. La técnica es metafísica aplicada. La solución es difícil, porque la metafísica es muy difícil de superar. Así empezamos el tipo autentico hermenéutico. Pensar esencial,  se trata de interrogar. Tenemos que  aprender a pensar.

Para Heidegger algo es solamente cuando la palabra apropiada - y por tanto pertinente - lo nombra como siendo y lo funda así cada vez como tal. Así vuelve a pensar en el poeta Stefan George quien nos recordaba que el ser de cualquier cosa que es, reside en la palabra[14]. El poeta no dice nada de la cuestión, permanece en una actitud transmetafísica. Para Heidegger aquí se halla la validez de la afirmación: el habla es la casa del ser. Él confirma, a través de la poesía una frase pronunciada en otra ocasión, en otro contexto más orientada al pensamiento.

 

Así se para Heidegger habríamos rebajado la poesía a convertirse en más que justificación para el pensamiento y a éste lo habríamos tomado como algo demasiado fácil; pero nos advierte que correríamos el riesgo de olvidar lo que importa primordialmente: hacer una experiencia con el habla.[15]

Para superar el pensamiento metafísico y por tanto “atisbar” el SER, hay que aplicar  romper el lenguaje analizando al máximo las etimologías. Heidegger nos dice que sólo el hecho de que llamemos Mundarten (etimologias)[16] a los distintos modos de hablar según los territorios, es algo que apenas ha sido pensado. La diversidad no solo se fundamenta primeramente en las diversas formas de inicio de las herramientas del habla. Para Heidegger en el dialecto, el paisaje, y esto quiere decir la tierra (hablamos de un contexto vital), por esa razón se habla siempre de modo distinto. Heidegger advierte que la boca no es sólo una clase de órgano del cuerpo. Pues debe de ser el organismo completo el que hable, es el cuerpo y la boca los que para Heidegger pertenecen al fluir y al crecimiento de la tierra en cuyo regazo nosotros, “los mortales”, en la que crecemos y recibimos la autenticidad de nuestras raíces (Bodenständigkeit).

Heidegger se plantea que la tercera conferencia tiene como meta llevarnos propiamente ante la posibilidad, es decir, ante lo que haría posible que tuviéramos una experiencia con el habla. Para él lo importante es que permanezcamos en el camino emprendido dentro de la vecindad de poesía y pensamiento. En esta vecindad debemos estar atentos con nuestra mirada alrededor por si nos muestra que transforma en nuestra relación con el habla.

Para Heidegger el camino que debe llevarnos hasta aquello que posibilita, que se nos ha dicho que conducía sólo allí donde ya nos hallamos. Para Heidegger este camino no es limitación sino pura simplicidad en el camino. El camino nos deja llegar a lo que nos de-manda y en cuyo ámbito ya nos hallamos.  Allí donde ya nos hallamos, lo estamos de tal modo que al mismo tiempo no estamos allí, en la medida en que aún no hemos conseguido mismamente aquello que de-manda a nuestra esencia.

Lo que nos acompaña en el camino está contenido en la palabra rectora que indicó Heidegger en la primera conferencia. No clarifica todavía el carácter indicador de camino de la palabra rectora. Pero para Heidegger tampoco es posible que esta dilucidación tuviera lugar. Porque más adelante nos enseña propiamente el ámbito al que pertenece el camino; el camino, requiere hacer de séquito, obedeciendo a la palabra rectora, quien en palabras de Heidegger nos hace señas delante de nosotros.

Aquí se muestra profundamente la vecindad de poesía y pensamiento. Vecindad para Heidegger significa: morar en la proximidad. Así se nos advierte que tanto poesía como pensamiento son modos del decir.[17]

Ahora, a la proximidad que conduce poesía y pensamiento a su mutua vecindad, Heidegger la llama die Sage, el Decir. Así supone que en él reside la esencia del habla. Tanto Sagen, sagan, decir, -para Heidegger- significa mostrar: dejar aparecer; liberación luminosa-ocultadora, entendida como ofrecimiento (lichtend-verbergend frei-geben als dar-reichen...) de lo que llamamos mundo[18]. Desde la perspectiva de Heidegger el luminoso-velador, enmascarante ofrecimiento del mundo es la naturaleza esencial del decir. La frase rectora para el camino dentro de la vecindad entre poesía y pensamiento contiene una indicación, siguiéndola quisiéramos llegar a la proximidad desde la cual se determina esta vecindad.

Pero esto solo es posible desde una actitud de descubrir la esencia del ser, con el pensamiento transmetafísico, como proceso reconstructivo, donde encontramos más negatividades que cosas positivas. Así empezamos el tipo autentico hermenéutico. Pensar esencial, se trata de interrogar. Es el pensar del paso atrás. Tenemos que  aprender a pensar, para atisbar el SER. Esto solo esta en la vecindad entre poesía y pensamiento.

4. ¿Qué es el advenimiento apropiador?

Como habíamos visto la proximidad entre poesía y pensamiento no es el resultado de un proceso por el que poesía y pensamiento vendrían - no se sabe de donde - primeramente a unirse, originándose así una unión próxima, lo que Heidegger denomina “una vecindad”. Ciertamente poesía y pensamiento mantienen una “delicada aunque luminosa diferencia” (lo que hablabamos anteriormente del para-lelô[19]), separación que no es condena a no tener relación. Poesía y pensamiento se entrecruzan en el in-finito por el trazo que avecina sus esencias en mutua proximidad. Eso es el advenimiento apropiador mismo (Ereignis) desde el cual poesía y pensamiento están remitidos a lo propio de su esencia y si lo que hace próximos a la poesía y el pensamiento es el Decir, el advenimiento apropiador es aquel Decir desde donde el habla nos dice su esencia y sólo al hombre en cuanto tal le es dado y dable el habla. Sólo al hombre el habla consiente decir su decir confiador. [20]

Espacio y tiempo han sido tradicionalmente parámetros de representación, producción y acumulación, pero ahora nos sirven ahora como punto de partida a un ámbito nuevo. Allí donde toda distancia es “medible”, aparece como su negación lo in-distante; donde todo lo equi-valente es voluntad de dominación y control de la tierra por el cálculo uniformizador. Por esta lucha se niega la proximidad, se aniquila el en-frente-mutuo de cada una de las regiones del mundo y se esconde, se oculta la esencia de espacio y tiempo en relación con la esencia de la proximidad.[21]

Para entender que el tiempo temporaliza y el espacio espacializa es necesario pensar la identidad. Temporalizar es madurar, dejar crecer y eclosionar. Estar a tiempo es emerger en la eclosión (das Zeitige). Se temporaliza lo que viene, lo contemporáneo, lo que eclosiona con su tiempo. Con-temporáneo del tiempo es lo que fue, lo que es y lo que será, pasado, presente y futuro. En la temporalización el tiempo integra en sí mismo su triple simultaneidad y en ese retraimiento y aporte el tiempo en-camina aquello que lo con-temporáneo espacializa: el espacio temporal. Para Heidegger el tiempo mismo, en la totalidad de su esencia, no se mueve sino que reposa en silencio[22].

Igual ocurre con el espacio, libera y reúne localidades y lugares, asume lo con-temporáneo como tiempo espacial. Para Heidegger el espacio mismo, en la totalidad de su esencia, no se mueve, yace en en silencio. El retraer y aportar del tiempo y el espacio, temporalizando y espacializando pertenecen a lo Mismo, al juego del silencio (der Zeit-Spiel-Raum).[23]

Poner-en-camino el en-frente-mutuo en la cuaternidad de mundo hace advenir proximidad, en tanto que esencia, Nahnis. ¿En-caminar es Ereginis (advenimiento apropiador) del silencio? También esto pertenece a la esencia del habla y en el mismo sentido de las tres conferencias, que componen el artículo. Heidegger propone llevarnos ante una posible experiencia con el habla en forma tal que desde ahora nuestra relación con el habla sea lo digno de ser pensado. Una nueva experimentación del habla.

En un primer acercamiento hemos llegado a determinar el Decir como un mostrar, un dejar aparecer, como un donador ofrecer mundo en des-en-cubrimiento y proximidad como puesta-en-camino del en-frente-mutuo de cada una de las regiones del mundo. Es posible percibir el Decir como esencia del habla, resonando en retorno a la esencia de la proximidad. Proximidad y Decir como lo esenciante del habla son lo Mismo. Aquí está la posibilidad de hacer una experiencia con el habla. ¿En qué medida?

El habla, Decir de las regiones del mundo, es más que relación palabra-hombre. El habla como Decir en-caminador del mundo es la relación de todas las relaciones, en ella suspendida y enriquecida el en-frente-mutuo de todas las regiones del mundo, las tiene y custodia mientras el Decir se retiene en sí. En esta retención el habla nos de-manda como Decir de la cuaternidad del mundo, a nosotros, hombres de esa cuaternidad, a nosotros que hablamos en tanto que correspondemos al habla.[24]

Un “es” se da donde se rompe la palabra. Lo que desde antes nombrabamos como paso atrás en el camino del pensamiento es propiamente la ruptura de la palabra, el paso de su sonoridad al silencio. El dejar paso a una actitud distanciada.


NOTAS Y REFERENCIAS

[1] E.H. Pág. 143

[2] E.H. Pág. 144

[3] E.H. Pág. 147

[4] E.H. Pág. 145

[5] E.H. Págs. 145-46

[6] E.H. Pág. 165

[7] E.H. Pág. 175

[8] E.H. Pág. 182

[9] E.H. Pág. 182

[10] E.H. 163.

[11] E.H. 163

[12] E.H. 177

[13] E.H. Pág. 149

[14] E.H. Pág.149

[15] E.H. Pág.149

[16] E.H. Pág.184

[17] E.H. Pág.177

[18] E.H. Pág 179

[19] E.H. Pág. 175

[20] E.H. Pág. 175-176

[21] E.H. Pág. 191

[22] E.H. Pág. 191

[23] E.H. Pág. 192.

[24] E.H. Pág. 194

2 comentarios:

Agatarco dijo...

verde sobre negro no es una buena solucion para leer tantos parrafos....

Arsace dijo...

Pues no lo había pensado... :-S

Voy a ver si cambio el color, gracias por avisar.