viernes, 21 de agosto de 2009

Es war ein mal (3): Wie einst im Mai



Queridos lectores,

Tras unos días de relax, fiesta y algunas cosas más, pues pongo una nueva entrada en mi blog. Así que hoy os voy a contar otra de esas historias de “Es war einmal”, que tienen tanto encanto, porque nos llevan a un mundo maravilloso y mágico, a un Berlín de ensueño con una historia que transcurre durante 75 años, bastante triste aunque con un final feliz intergeneracional (si, se que esto suena horrible, a clase de algo de ciencias sociales barato, pero...). El nombre de esta opereta es “Wie einst ein Mai” (Como una vez en mayo) y pertenece al subgénero de los amores despechados y los reencuentros a lo largo de los años. Otra opereta con una trama muy similar a esta pero más vienesa es Drei Walzer (1929) de Oscar Strauss, en las que las tres generaciones de artistas rechazan a Octavio y sus descendientes, hasta que sus nietos se reencuentran en un estudio de Los Angeles en 1928. Auténticamente una delicia, aunque os la presentaré otro día.

La que hoy nos ocupa fue escrita Rudolf Bernauer y Rudolph Schanzer, tiene música de Walter y Willy Kollo, puesto que escucharemos la revisión estrenada treinta años después de su estreno en 1913 en Berlín. Un Kollo más estará presente, puesto que escucharemos al nieto e hijo Rene, cantando el papel de Fritz. El estilo de esta obra es jazzistico y cabaretístico 100%, pues Willy se encargó de transformar algunas melodías de su padre para la moda de los cuarenta, con la ayuda de Walter Lieck, buscando ese toque que solo un berlinés puede ser capaz de dar. La obra es rica en valses, slowfoxs, couplets, marsch, etc. Vamos lo típico. Y es que esta opereta fue considerada mucho más grosera e irreverente, que las de Lehar que tanto excitaban al führer, aunque sus libretos estuviesen escritos por alguien, a quien no dudaron en mandarlo a Büchenwald. Entre sus schlagers destacan, el dúo del reencuentro: “Das war in Schöneberg, im Monat Mai”; el alegre “Wir fahren mit der Eisenbahn”, o el punto final de la opereta y el progreso de la ciudad: Untern Linden, Untern Linden. Esta es la muestra de que la opereta no es solamente vienesa... Esta opereta como la mayoría tuvo un devenir incierto, después de la premiere 1913, esperaría treinta años hasta que Willy Kollo haría una nueva versión en 8 cuadros y añadiendo música nueva, estrenando en el Grosses Schauspielhaus de Berlin, en 1943. Desde entonces cayó casi en el olvido siendo recuperada en una nueva edición primero en 1994 por René Kollo y en 2005 en Berlín.

La historia es una autentico culebrón, pero de una modernidad dramatúrgica increíble, es casi una película, sobre todo por el manejo del tiempo, que cualquiera de los que escribimos obras dramáticas, sabemos lo complicadísimo que es. Pues bien Bernauer y Schanzer son capaces de otorgar un ritmo bastante bueno, en saltos de 20, 30 y 25 años, lo que hace que los saltos no sean vacíos y sobre todo logran hilar la historia de Fritz y Ottilie a la perfección. El final es una anticipación a toda una tendencia posterior de finales melancólicos, que intentan ahuyentar aquello de que todo lo pasado fue mejor…

Nuestra historia comienza en el Berlin de 1838, en el que acaba de llegar el primer ferrocarril. Allí un joven aprendiz de mecánico Fritz Jüterbog (tenor), está enamorado de la joven, guapa y rica Ottilie von Henkeshoven (soprano), hija de su jefe, el principal inversor de los ferrocarriles alemanes. La joven le corresponde, pero la familia se opone. Fritz decide hacerse respetable, y decide marchar a America, no sin antes declararle en Schöneberg su amor a Ottilie en un bello día de Mayo. Han pasado veinte años, estamos en 1858 otra vez en Berlín. Fritz ha hecho mucho dinero en America y ahora es un hombre rico, y vuelve con la esperanza de encontrarse con ella. Sin embargo Ottilie se ha casado con su primo Baron Ernst Cicero von Henkeshoven, pues su familia había perdido todo su dinero y necesitaban afrontar las deudas. Pero en vez de una feliz experiencia para la joven, es un autentico martirio, pues siempre busca mujeres más jovenes que Ottilie. Una noche en un baile de alta sociedad, Ottilie reconoce en el extranjero rico a Fritz. Tanto ha cambiado, pero ella está embarazada y no puede dejar a su esposa. Ambos recuerdan aquel día de mayo y ella se marcha dejando desolado a Fritz. Ahora han pasado 30 años, Fritz ha vuelto a ascender, el emperador le ha nombrado Consejero de comercio, y le ha otorgado el “von”, a su apellido. Sin embargo el marido de Ottilie, los ha llevado a la ruina, y la abandonó. Lo único positivo de ese matrimonio ha sido su hija, Vera, de la cual Heinrich, el hijo de Fritz está enamorado. Pero ella le ignora, incluso a la propuesta de matrimonio porque está enamorada de Arthur Müller, el ingeniero jefe de la fábrica de Fritz. Ottilie le implora su amigo de la infancia, de que su hijo deje de pretender a su hija Vera. Fritz se entristece, ve como la historia vuelve a repetirse de nuevo. Y recuerda aquello que sucedió un día de mayo... En el último cuadro nos encontramos en un día de mayo de 1930, en un estudio cinematográfico de la UFA. Fritz y Ottilie hace tiempo que han muerto. La historia de Fritz von Jüteborg, será llevada al cine, bajo los recuerdos de Methusalen, el viejo que ya va por su cuarta mujer y que fue testigo de todos los hechos, amigo de ambos. Así el joven Fred encarna a su abuelo y conoce a la joven Tilly Müller (que no es otra que la nieta de Ottilie), quien audiciona para el papel, y a quien nuestro joven galán no duda en arrancar de los brazos del director Radansky (pariente lejano de Cicero). Ambos enamorados, descubren la historia de sus abuelos, y se declaran su amor en un día de mayo, pues ellos si que pueden hacer realidad todo lo que no fue posible. Todo el cast acaba cantando al corazón de Berlín, a Unter den Linden, que ha sido el testigo de esta fabulosa historia...

Las versiones que os presento son las dos únicas que están editadas. Por un lado la versión más cercana a la 1913, que es de la RCA de 1968, y por otra la de 8 cuadros de 1943 que es en la versión que edito el sello EMI, con el trabajo de René Kollo como Fritz y Peter Falk a la batuta. Los repartos son los siguientes:


WALTER & WILLY KOLLO

WIE EINST IM MAI

Ottilie: Angela Müthel
Mechthilde: Iska Geri
Fritz Jüterborg: Wolfgang Ziffer
Ernst Cicero von Henkeshoven: Volker Brandt
Stanislaus von Methusalem: Harry Wüstenhagen

Theater des Westens Berlin
Wolfgang Peters

RCA LP 1968



WALTER & WILLY KOLLO

WIE EINST IM MAI

Ottilie: Marianne Larsen
Mechthilde: Gisela Ehrensperger
Fritz Jüterborg: René Kollo
Ernst Cicero von Henkeshoven: Michael Lerchenberg
Stanislaus von Methusalem: Gunter Sonneson

Rundfunkorchester SWF Kaiserslauten
Peter Falk

1994
EMI CD: 5 55112 2



Espero que os guste y os espero en otra nueva entrada de mi blog...

sábado, 8 de agosto de 2009

Es war einmal (2): AMALIA BATISTA

Queridos lectores, hoy os traigo una joya musical dentro de los posts es war ein mal. Se trata de la zarzuela Amalia Batista con música de Rodrigo Prats. Os dejo un post completito para que la conozcais y que ya fue publicado en la tertulia del Foyer. También os dejo la única grabación que hay. Espero que lo disfruteis y que descubrais las maravillas de esta obra...

AMALIA BATISTA
Sainete lírico en dos actos y siete cuadros.

Música de Rodrigo Prats.
Libreto de Agustín Rodríguez.
Estrenada el 21 de agosto de 1936 en el teatro Martí de La Habana

Imagen


REPARTO

Amalia Batista, una mulata de La Habana (soprano)
D. Alberto, un rico caballero y amante de Amalia (actor)
Carmita, hija de D. Alberto (soprano)
La Tía de Carmita (actriz)
Julio Álvarez, un estudiante. Amante de Amalia y novio de Carmita (tenor)
Monguito Careta, antiguo criado de Amalia (tenor cómico)
Papito, antiguo amante de Amalia (actor)
Camelia, una vieja (actriz)
Estrella, una amiga de Amalia (soprano)

COMENTARIO

Amalia Batista, Amalia Mayombe, ¿Qué tiene esa prieta que amarra a los hombres?
(Acto I, Escena I)

Como un leitmotiv incansable en la obra, ese estribillo sonó por primera vez el 21 de agosto de 1936 tuvo lugar en el teatro Martí, de La Habana, el estreno de uno de los títulos capitales de la zarzuela cubana: Amalia Batista, con libreto de Agustín Rodríguez y música del compositor y director de orquesta Rodrigo Prats (1909-1980), quien al lado de Ernesto Lecuona y Gonzalo Roig integra la trilogía de los grandes maestros de la lírica cubano. La soprano Maruja González y el tenor Miguel de Grande asumieron los roles protagónicos de la mencionada obra en la noche de su primera representación escénica, la cual significó la culminación de la larga temporada de teatro lírico nacional iniciada en el Martí a principios de 1932 por la empresa de Manuel Suárez y Agustín Rodríguez, con Roig y Prats en calidad de maestros directores y concertadores.

La obra tenía una imbricación social, como otras del género, volviendo al mito de la mulata y sobre todo al mito de la "mayombera". Esto se lanzaba como producto del oscurantismo que durante décadas existió en Cuba y permitiera hablar acerca del "amarre" que mediante brebajes de ciertas hierbas hacían las "mayomberas" a algunos hombres para mantenerlos a su lado. Los autores con el fin de ganarse a sus contemporaneos -y siendo conscientes de que podía ser muy peligroso, porque el público siempre puede reaccionar mal- ubicaron en la tercera década del siglo XX, en la "Belle Epoque" cubana al personaje de la sensual Amalia Batista, en cuya voz pusieron la siguiente afirmación: "no es posible que en detalle,/ recuerde cuántos me amaron/ después que se abre una calle/ quién cuenta los que pasaron…". Amalia Batista se basa en la común historia de la mulata mantenida por hombres ricos que se la disputan y se ven despreciados por ella tan pronto ve saciarse sus deseos y aparece en su vida un nuevo interés carnal. Como hemos dicho uno de los pilares de base de la zarzuela cubana como bien muestra Susan Thomas en "Cuban Zarzuela: Performing Race and Gender on Havana's Lyric Stage‎".

Musicalmente la obra no adolece y su discurso es sensual e interesante, en la línea de la Zarzuela grande española. Si bien en "Cecilia Valdés" había un cambio de estilos por los mestizajes y las clases sociales, en "Amalia Batista" hay más uniformidad en toda la partitura, pues no hay clases, todos los personajes son burgueses cubanos. Lo afro-cubano y el "Art-Decó" musical unido al preciosísmo del maestro Prats, hacen gala en toda la zarzuela. Un corto preludio coronado con un "danzón" nos abre el terciopelo para meternos en una fiesta de "la gente bien" de la Habana, y propiciar la sensual "salida" de "Amalia Batista" con coro, a la más pura estética Lehariana, pero con un toquecito cubano. Un aria de salida, para lucirse y mostrar toda su erótica. La romanza de Julio, posee dos partes, la primera zarzuelística clásica, pero en la segunda se entrega a los ritmos y las melodias cubanas, especialmente el leitmotiv, que antes mecionamos. En el duo que cierra el primer acto, también encontramos el toque europeo meloso con un contrapunto de habanera, hasta que para finalizar ataca el ritmo del danzón. En él podemos ver la maduración de "Amalia Batista" frente a su comportamiento frivolo. El "intermezzo", el coro -que es el encargado de ejecutar este número- nos lo presentan como una canción para recordar la fama de Amalia, pero desde la lejanía, como un recuerdo, y el inicio de su tragedia... La romanza de nuestra protagonista, posee gran dramatismo, recordando todo, y sobre todo reconociendo su derrota ante Julio. El lirisimo se entremezcla con el leitmotiv y crea quizás el mejor momento de la obra, aqui la protagonista despliega todo su sentimiento y toda su autentica personalidad. La canción de "Monguito" -antiguo criado de Amalia, churrero en ese número y criado que le cerrará el paso a Amalia en la escena final-, es el típico número para un cómico, en un número que rebosa de "negrura" y "frescura". Es el punto cómico al drama de Amalia. El penúltimo número es la romanza de "Carmita", una dulce romanza para soprano "ingenua", en la que si bien no demuestra nada, ataca un vals cubanizado, enseña típica otrora de la intevención de las "soubrettes". El número final se inicia con la exposición del estribillo en forma menor, y la intevención desgarrada e nuestra protagonista, y un eco en la lejanía que recuerda la historia de "Amalia Batista", recordando las palabras de D. Alberto: "Que quizás todo esto ha sido una venganza del destino, por lo mal que se portó con todos anteriormente".

Los autores de Amalia Batista dedicaron la obra a Rita Montaner, se inspiraron en la tipología lírica de la famosa cantante y actriz cubana que, sin embargo, no llegó a estrenarla. Y aqui es donde entramos en las vicisitudes del estreno.

Al respecto relataría Rodrigo Prats:

«Cuando en el mes de abril de 1935 Rita está haciendo María la O, le expliqué mi proyecto de dedicarle un sainete que tendría por título Amalia Batista […] basado en la leyenda de una mulata que así se llamó y por su belleza fue famosa en La Habana a finales del siglo XIX y principios del actual (XX). Comenzamos los trabajos, pero entonces tuvo un disgusto con Agustín Rodríguez […] y ese disgusto terminó con su ida de la Compañía, lo cual fue un momento muy desalentador para mí, pues Amalia Batista se quedaba en un proyecto. Un tanto olvidadas las dificultades anteriores entre ella y Agustín Rodríguez, Rita aceptó estrenar Amalia Batista a finales de agosto del treinta y seis […]. Bueno, empezamos los ensayos, pero en medio de uno tuvo otro disgusto con Agustín.

De nuevo se enfrentaron dos leones, dos caracteres muy fuertes.Yo no estaba presente al comenzar la discusión, pero, por lo que me contaron, las frases que se lanzaron son irreproducibles.A mí me dijo: Rodrigo, lo siento por ti: Mientras ese mandamás dirija no hago la “Amalia”.»

Como consecuencia directa de esto, Rita se fue otra vez del Martí, con la diferencia de que ahora estaban a una semana del estreno de la obra y hasta la última localidad del teatro se había vendido al publicarse en la prensa que ella iba a interpretarla junto con el tenor Miguel de Grandy y el veterano actor Regino López. Aquellos fueron unos días muy desagradables -según relata el Mtro. Prats- al verse obligado a trabajar de inmediato en los cambios que traía el empleo de otra cantante. Y aquí surgió el problema más serio, porque las sopranos que mejor la hubieran podido sustituir tenían contratos ineludibles o se encontraban fuera de Cuba.

Por suerte, Maruja González regresó a La Habana, luego de una triunfal temporada en Madrid, y en cuestión de tres días se aprendió Amalia Batista, con lo que lograron llevarla a la escena, como estaba anunciado, el 21 de agosto. No sería hasta cuatro años más tarde que la Montaner protagonizó, en una sola oportunidad, el sainete Amalia Batista, lo cual sucedió el 9 de agosto de 1940 en el teatro Nacional.

En torno a su actuación subrayó Prats: "Si quiero destacar que con su única interpretación en el Teatro Nacional los autores pudimos ver la Amalia Batista tal y como la concebimos al escribirla mucho antes".

Según la gente que estaba presente fue todo un acontecimiento poder escucharla en sus maravillosas Romanza y Salida de Amalia Batista, en la cual yo intenté reflejar, al máximo, la arrolladora personalidad de Rita Montaner. Al valorar la calidad de distintas protagonistas de Amalia Batista puedo decir, con absoluta seguridad, que muchas la hicieron bien, como Maruja González, Hortensia Coalla y Luisa María Morales. Sin embargo, siempre faltaba algo.

Cuando se imponía la voz, faltaba el temperamento requerido para el personaje. Y Rita supo conjugar ambas cosas e interpretó una Amalia Batista insuperable, sobre todo esas frases de su salida:

"Los hombres me ven y lloran/ por ser esclavos del amor que miento/ y suelen así exclamar:/ Amalia, me muero por ti.Ah…/ Amalia Batista, sí/ Amalia Batista, no/ Amalia Batista tiene/ de la canela la flor…".

Amalia Batista, la máxima creación lírica de Rodrigo Prats, fue representada muchas veces en tiempos de vida de su autor. En 1952 la refundió en un solo acto y en 1979, estrenó otra versión con la que le otorgó la categoría de zarzuela.


EL AUTOR

Rodrigo Ricardo Prats Llorens nació en nuestra ciudad el 7 de febrero de 1907, su familia gozaba una de alta cultura musical, sobre todo por su padre el Maestro Jaime Prats Estrada, entre partituras, notas musicales, canciones e instrumentos como el violín y el piano creció Rodrigo, quien tempranamente comienza sus estudios musicales con su padre. Poco después la familia se traslada a la capital donde cursa estudios musicales más exigentes, su disposición para el violín y el piano afloraron rápidamente, pero sin dudas fue la composición lo que marcó su talento desde temprano pues con sólo 13 años escribe su primera composición: el capricho cubano "Bajo las palmas", luego nace la que fuera una de sus obras más conocidas "Una Rosa de Francia". Su carrera fue muy fértil y variada, cerca de quinientas piezas de todos los géneros de la música cubana: danzones, pregones, boleros, guarachas, la canción, himnos, misas; pero su aporte fundamental al repertorio cubano fue al teatro lírico con imprescindibles zarzuelas y sainetes líricos donde sobresalen las zarzuelas "Amalia Batista" -que hoy nos ocupa-, "María Belén Chacón" y "Soledad". A su pueblo natal dedicó "Sagua la Grande" y "La villa del Undoso" ambas de gran halo lírico.

Paralelamente a su actividad como compositor fue instrumentista del violín y el piano, con apenas 13 años integró la Cuban Jazz Band dirigida por su padre desde 1922. También escribió y dirigió múltiples espectáculos en el teatro musical en las más importantes escenarios habaneros junto al libretista Agustín Rodríguez y acompañó como director de orquestas a afamadas voces como Rita Montaner, Rosa Fornés, Ester Borja y el mexicano Jorge Negrete.
El Maestro Prats junto a Ernesto Lecuona y Gonzalo Roig constituyen la trilogía más importante de músicos cubanos contemporáneos del siglo XX. Al morir en septiembre del año 1980 dejó una pieza inconclusa: el danzón "Yo soy así", quizás una obra autobiográfica que se une al legado musical de este grande de la música cubana.


ARGUMENTO

La acción transcurre en La Habana, en los años 20.


Acto I

En la casa de Amalia Batista, mulata célebre entre los hombres, se celebra su 38 cumpleaños y muchos son los invitados y amigos que van a una fiesta pagada por Don Alberto, hombre viejo y rico que ha buscado en Amalia una compañía para su soledad. Con ánimo de conquistar a tan codiciada mujer, llega a la fiesta el joven Julio, quien es advertido por Papito que tenga cuidado porque Amalia es una mujer fatal. Cuando Amalia hace su entrada en el salón Julio le confiesa la enorme atracción que siente por ella, a lo que la mujer, aunque discreta, le hace entender que ha resultado de su agrado. Al llegar Alberto, y luego de comentarle a su amigo Papito que él no ama a Amalia sino que solamente se siente bien a su lado y que le resulta una buena compañía, repara en la actitud de cortejo que tiene Julio con Amalia. Esta, cada vez más trastornada por las motivaciones que le provoca el joven, es llevada por su amiga Camelia a otra habitación, aprovechando Julio para manifestarle a Alberto su propósito de conquistar a Amalia. Alberto le advierte que aquella no es mujer para él, y le aclara que no va a luchar por ella, marchándose de la casa. Al regresar Amalia al salón, busca a Alberto y al no verlo, se dirige a Julio, quien la está esperando ansioso. El joven insiste en declararle su pasión y Amalia le cuenta su vida, advirtiéndole de su fama de matar a los hombres. Julio le asegura que él no conoce el miedo y que está feliz si ella le acepta, a lo que Amalia responde que sí. Han pasado los días, y Alberto, que ya no sale de noche de su casa y está más dedicado a su familia conversa con su hija Carmita y le hace ver que es hora de que piense en encontrar un joven decente y trabajador. La conversación se ve interrumpida por la visita de Papito, a quien Alberto comenta que Amalia se ha encaprichado con Julio, y Papito le hace notar que Amalia sigue significando algo para él. Alberto le confiesa que puede ser. Mientras tanto, en casa de Amalia todos los empleados y amigos de la mujer han sido despedidos por Julio, que la quiere sólo para él. La mujer se queja de que cada vez sale menos, y que con él aprendió a querer y a sufrir, y a comprender que el amor es triste.


Acto II

ESCENA 1
Ha transcurrido un año y es nuevamente el cumpleaños de Amalia. Aislada por Julio de los viejos amigos, sólo recibe la visita de su amiga Camelia quien le aconseja que deje a Julio, pues éste no le conviene e, inclusive, está teniendo relaciones con la hija de Alberto, con quien se piensa casar. Amalia se resiste a creerlo, ya que ella se ha convertido en una mujer virtuosa y Julio la quiere. Camelia le hace ver que ya ella no es una mujer joven ni tan atractiva y Amalia, fuera de sí, la echa de la casa. Cuando llega Julio, Amalia le pregunta sobre su nueva relación amorosa. Julio lo niega todo y se va.

ESCENA 2
Por su parte, Alberto está en un café, y al encontrarse con Careta, éste le comenta que Julio se está regenerando, y que cuando termine la Universidad va a concluir definitivamente las relaciones con Amalia para casarse con una muchacha de muy buena familia. Al marcharse Alberto, llegan al poco tiempo Carmita y su tía y se acercan a Careta para preguntar por Julio. Al mismo tiempo, ha llegado al lugar Amalia Batista, que ha estado escuchando. Por su parte, Carmita invita a Careta y a su tía que vayan entrando al cine, que ella se va a quedar esperando por Julio que ya debe estar al llegar. Al irse Mariana y Careta, Amalia sale abruptamente a enfrentarse con Carmita descubriéndole los amores que existen entre Julio y ella. Al marcharse Amalia, llega Julio y Carmita le cuenta que Amalia le ha dicho toda la verdad, y no confía más en su amor. Julio le confiesa que él la adora y que esa noche irá a su casa a hablar con su padre para formalizar el compromiso y la boda. Finalmente, la muchacha cede, y Julio le pide que olvide a esa mujer como él ya la olvidó.

ESCENA 3
Al llegar la noche, Don Alberto, espera ansioso la llegada del joven que pretende casarse con su hija. Al ver que es Julio, Alberto le pide a su hija que los deje solos, y en conversación privada y franca indaga acerca de las verdaderas intenciones de Julio, quien le asegura que él ama mucho a su hija y que ella le corresponde. Alberto le pregunta sobre sus relaciones con Amalia, y él le confiesa sinceramente que eso terminó para siempre. Alberto le cree, y le dice que de su parte no hay rencor, concediéndole la mano de su hija, pero le pide que nunca le diga a ella sobre su relación con Amalia. Julio se lo promete y se va contento a encontrarse con Carmita. Mientras tanto, el criado de la casa trata de no dejar pasar a Amalia Batista, que logra traspasar el umbral de la puerta y se encuentra con Alberto, haciéndole ver que no debe dejar casar a su hija con Julio, quien es un canalla que le ha roto su vida. Alberto le cuestiona y le dice que cuántas vidas no ha roto ella. Que si la vida es cruel ahora con ella, tal vez sea en pago porque anteriormente ella ha sido cruel con los demás. A lo lejos, se ven pasar felices a Julio y Carmita, y Amalia trata de ir al encuentro de ellos, pero Alberto se lo impide y le pregunta que dónde está aquella mujer que ayer se reía del amor. Ella le contesta que es Amalia Batista y que se muere por ese hombre. Finalmente, cae llorando en los brazos de Alberto, que le recibe conmovido.

NÚMEROS MUSICALES

PRELUDIO Y DANZÓN

ACTO I
Nº1. Salida de Amalia Batista: "A mi me dicen mayomba"
Nº2. Romanza de Julio y coro : "Yo no quiero más nunca volver, a escuchar esa murmuración"
Nº3. Duo de Amalia y Julio: "Amor es lo que tu sientes"

Nº4. INTERMEZZO: "Amalia Batista, Amalia mayombe, ¿qué tiene esa negra que amarra a los hombres?

ACTO II
Nº5. Romanza de Amalia: "De brava y de lista, ya no haces alarde, Amalia Batista, te has vuelto cobarde"
Nº6. Canción de "Monguito": "Churritos... sabrosa verdad"
Nº7. Romanza de Carmita: "Como un rayo de sol en mis tinieblas"
Nº8. FINAL

Y aqui la grabación


Imagen
AMALIA BATISTA
Zarzuela cubana: Autor Rodrigo Prats
Blanca Varela.............Amalia Batista
Armando Pico............Julio Alvarez
Berta Sandoval.......Carmita
Ramón Veloz........Monguito
Anibal de Mar...............Chao
Conchita Garcia........Estrella

Coro dirigido por David Rendón
Orquesta C.M.Q. bajo la dirección del maestro Gonzalo Roig
1961

miércoles, 5 de agosto de 2009

Waltraud Meier cautiva Sevilla...

Pocos cantantes al día de hoy pueden hacer lo que Waltraud Meier, llenar un teatro en pleno mes de Agosto en Sevilla. A priori el reclamo era el East West Diwan, pero el 80% venía a verla a ella. Y encima fue capaz deslumbrar, y poner en pie al público, desatando desaforados bravos a sus 53 años en un papel tan dificilísimo como Fidelio, tras una carrera exclusivamente wagneriana y de más de 33 años de duración –y lo que le queda-. Meier para mi es un referente en el canto, es quizás mi soprano favorita y no deja de sorprenderme. Lo que vivimos en Sevilla no tuvo precio, bueno si, uno simbólico, los 25 € que me costó mi entrada en lo más alto del Maestranza, más de 15' de aplausos y un teatro que se caía. Quizás lo único que eché de menos fue la escena, si hubiese tenido puesta en escena hubiese sido lo más de lo más, peeero…



Hay que decir que excepto el Florestan de Simon O’ Neill, todos los demás cumplieron de sobra. Este estuvo bastante irregular, a pesar de tener un buen centro, el agudo es estrangulado y nasal. Voz pequeña (lo podreis apreciar en la grabación que os ofrezco), mejor podría haber hecho Jacquino que Florestan. Y lo que más me fastidia es que Florestan se puede cantar lírico y matizado, como buen ejemplo de ello dio Klaus Florian Vogt en Los Angeles en 2008, sin hacer una tan pobre creación del personaje. La soprano Adriana Kucerova, cantó para mi gusto una insípida Marcelline, no hubo picardía, ni delicadeza, se limitó a cantar notas olvidándose de interpretar, de que existe el personaje. Bastante mejor su partenaire, Stephan Rügamer como Jacquino, gran tenor lírico con muchísimo gusto que interpretó un Jacquino sincero y tierno. Interesante la voz del joven Viktor Rud, miembro del opernstudio de la Staatsoper. Interesante a ratos el Pizarro de Peter Mattei, quien hizo un personaje a quien le faltó algo de volumen, pero que lo compensó con su presencia física.

Y llegamos a los dos triunfadores canoros de la noche Sir John Tomlinson y Waltraud Meier. El primero tiene tablas, dos años más de carrera que Meier y casi todo el repertorio a sus espaldas. Fabuloso Rocco, con una voz, que a pesar de los años era la que más sobresalía con Meier. Los graves eran cavernosos y la nobleza de su canto, magnífica y toda una lección de caracter. Es un gran actor y se noto. Me gustó bastante en su aria del primer acto y en los concertantes que tiene, donde se iba comiendo a todos menos a Meier.

Meier merece un punto y a parte. Es de las mejores sopranos de la actualidad, y te lo demuestra una vez tras otra. Poco importa que calase el si natural del aria, o que tuviese algún problema con otros agudos, porque fue empezar a cantar e imponerse, como siempre suele hacer ella. Fue la voz más grande y poderosa de la velada (otra vez os remito a la grabación que os ofrezco), muestra de ella está en el concertante del segundo acto donde su “zurück” (un humilde sol# 4), corta la respiración… Amen de su timbre calido y sensualísimo, y su musicalidad tan elegante, que hace delirar. Aparte del canto, esta mujer es una actriz poderosísima y fabulosa, la escena solo le pertenecía ella, dominaba y jugaba a su antojo. Vuelvo al cuarteto para enfatizar eso, que parecía que de verdad podría matar a Pizarro. En el final volvió a brillar, a pesar de las trabas que le iba poniendo O’ Neill. Ella fue FIDELIO/LEONORE sin duda. La bravee varias veces, y es que no se merece menos…

El Orfeón Donostiarra, estuvo un poco gritón, demasiado volumen que perjudicaba al balance general. No me gustaron del todo, yo hubiera reducido, para mi gusto 2 o 3 menos por cuerda hubiesen estado mejor y más compensando con el resto de lo que había en el escenario. La orquesta del Eas-West-Diwan, me sorprendió para bien. Y son todos gente joven, IMPRESIONANTE. Así tenían que sonar la mayoría de orquesta profesionales de nuestro país. Gran claridad instrumental, ausencia de pifias. Pero claro esto solo fue posible con la preparación del maestro Barenboim, gran profesional. Es la quinta o sexta vez que lo veo y no me decepciona, gran director. Es impresionante su uso de las dinámicas y de los tiempos, su enorme clarividencia poética a la hora de construir el discurso musical, y el cuidado de las voces en este repertorio, por eso digo que lo único que no me cuadraba era el volumen del coro. Aun así, la orquesta fue ACOJONANTE, nada que ver con la del Liceu o la del Real, para que veais lo que hace la funcionarización del músico…

Como curiosidad hay que destacar que se usó la obertura Leonore III, y se sustituyeron los diálogos por textos de Edward Said. En conclusión una gran velada gracias a Waltraud Meier, la diosa absoluta del repertorio alemán, que dios nos la guarde por muchos años más y por Barenboim, grandísimo maestro que hicieron que este peñazo Beethoveniano fuese entretenido e inolvidable.

L. van Beethoven
FIDELIO

Waltraud Meier (Fidelio/Leonore)
Simon O’Neill (Florestan)
Peter Mattei (Don Pizarro)
Sir John Tomlinson (Rocco)
Adriana Kucerova (Marcelline)
Stephan Rügamer (Jacquino)
Viktor Rud (D. Fernando)

Orfeón Donostiarra
Orquesta del East-West-Diwan

Dir: Daniel Barenboim.
4-8-2009
TEATRO DE LA MAESTRANZA (SEVILLA)


Record in house with MD.

A disfrutarlo!!!!